El cielo limón ácido. El gris cargado de radioactividad para el alma. Los sentidos atentos, el espíritu brinca de un lugar a otro. El espacio donde pueden pasar cosas. La posibilidad. La mirada brilla. Sabe un no-sé-qué. Electricidad en el aire. El dramatismo de las nubes, la fuerza de lo invisible. Palabras corrosivas. Palabras que engendran algo diferente. Conciencia de lo irrepetible. El doble fondo de los días. Las palomas también brillan, y la carne caliente desea. La novela de cada microcosmos. Y los encuentros multiplican dimensiones, expanden el tiempo. La acción suspendida en el aire. La realidad es lo que puede ser. La irrealidad es sólida y dolorosa y bella.

miércoles, 22 de abril de 2015

La siestecilla de M II (el día negro)


No entiendo por qué el universo me dio esta subjetividad. No puede ser tan complicado encontrar unas malditas lucecitas en el bosque. Este mediodía, aprovechando mi día libre entre semanas moledoras, he bajado con Oriol al bar de abajo para tomar una cerveza. Todo es posible con la embriaguez mañanera. Después de comer me he echado en el sofá con intención de ver un capítulo de Orange is the new black pero me he quedado dormida. Sin lucha alguna. He sentido que ese más allá me atrapaba lentamente sin olvidarse por completo del mundo real pero aún así lleno de no vida. Nada me fascina más que el dormir, ese anular los sentidos pero con cierto reparo según la hora del día. De ahí la diferencia del despertar. Sí, otra asquerosa larga siesta. Aguas remolinadas tanto en el vientre como en el alma al volver al mundo. Tras unos quién sabe cuantos minutos de espera vital sentada en el sofá, he decidido que mi actual vida es una mierda. Que si me vuelvo a sumergir en la cotidianidad me perderé entre esa masa de gente sin rostro. Me prometí que este puto trabajo sería temporal y ahí me tienes chupando mi ridícula parte del bote. Y mi padre está tranquilo porque no le molesto y mi madre me manda mermelada. Y yo satisfecha con mi logro de la independencia. Pero en momentos como este el vértigo me envenena. La ambición no es lo mío pero algo tendré que hacer con ella.

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