"Cuando vivamos juntas cualquier noche podrá ser elegida para ir al mar". Luego todo empezó. No nos emborrachábamos para perder de vista el mundo, sino para sentir como éste penetraba en nuestros huesos huesudos, subiendo por los agujeros de nuestras medias entre-finos-hilos que hacían más fácil la conquista. Cuando llegaba al vientre todo eran pises y desembarcos. Tú tan propensa a lo segundo. Tienes poco más de veinte años, hija de puta, la vejez no es más que un puto insulto ahora. He vuelto a plantar un colchón en el salón. Pero no creo que salgan flores, mis compañeros de piso no me dejan regarlo. Verde brebaje, capullos de margaritas, que únicamente ello sea símbolo de hogar (todo se echó a perder el día en que empezó a haber restricción de horario del beber y el dormir). Desértico territorio donde los haya. Hay que elegir qué especie de árbol queremos plantar, han de ser resistentes y altos, enormes verdochos.
El cielo limón ácido. El gris cargado de radioactividad para el alma. Los sentidos atentos, el espíritu brinca de un lugar a otro. El espacio donde pueden pasar cosas. La posibilidad. La mirada brilla. Sabe un no-sé-qué. Electricidad en el aire. El dramatismo de las nubes, la fuerza de lo invisible. Palabras corrosivas. Palabras que engendran algo diferente. Conciencia de lo irrepetible. El doble fondo de los días. Las palomas también brillan, y la carne caliente desea. La novela de cada microcosmos. Y los encuentros multiplican dimensiones, expanden el tiempo. La acción suspendida en el aire. La realidad es lo que puede ser. La irrealidad es sólida y dolorosa y bella.
Esa es mi Marie ;)
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